sábado, 28 de marzo de 2020

La apocalipsis de la política



La política cada vez se parece más a juego de tronos; donde cada uno saca su espada y si está afilada mejor. Todos quieren conseguir el poder, pero ¿a qué precio?

La política se degrada, ya no se tiene respeto a las instituciones; ni a ellos mismos siquiera. Se ha pasado de la racionalidad a la irracionalidad. Del “pienso, luego existo” de René Descartes al “existo y, ya sí eso, pienso”. Cada día, en nuestra sociedad, ves como esa corriente filosófica que se desarrolló en Europa continental en los siglos XVII y XVIII está en decadencia. Ya no se usa la razón.

Ahora la moda es el insulto y la irracionalidad, y cuanto más mal educado sea una persona, un representante político, mejor, o como dijo el señor M. Rajoy “cuanto peor, mejor para todos”. Frase mítica, pronunciada por el expresidente del Gobierno de España, y que fue utilizada en el debate de investidura por Pedro Sánchez (actual presidente del Gobierno de Coalición; el primero de la historia de la democracia española).

Parece ser que ciertos señores/as han llegado a la política, no a debatir, sino a crear odio contra aquellos que piensan diferentes a ellos y, para ello, hacen uso de terminologías, palabras, y un sin fin de actuaciones poco propias de un Estado democrático. Lo grave no es ese partido político, lo grave es que miles de personas se suben a ese carro cada día (algo estamos haciendo mal), e incluso les ha salido competencia en el hemiciclo.

La cosa se pone interesante, una derecha rancia frente a una ultraderecha lucha por un mismo objetivo: ver quién hace un mayor insulto; ver quién es más español, o como dicen ellos, más patriota;o ver quién deslegitima el Gobierno de Coalición mejor, entre otros. Por el contrario, una derecha devastada, con un declive impresionante en las últimas urnas y con poco argumento, pero eso sí, en la misma sintonía y con la misma falta de educación que los dos partidos anteriores cuando se dirigen a sus adversarios.

En conclusión, aquí todo vale, aunque hagas el ridículo. Ese es el nuevo escenario político de los partidos autoproclamados “constitucionalistas”.

Pues eso, ¡La política se degrada!

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